Alfonso Guerra va a “El Hormiguero”. En eso han quedado los escaparates posibles de la televisión. No censuro al programa sino la falta de alternativas.
Guerra, memorias en mano, blandirá una vez más su capacidad para “hablar en titulares”. Eso nos dijo que había que hacer para hacerse entender. Siempre me fié más de él que de otros. Sus excesos estaban asociados a un cierto valor. El silencio de otros fue y es una pista negra de esquí.
Guerra cacarea y pone huevos. Otros se llevan los huevos a hurtadillas.
No digo que no sepa manipular. Pero como los buenos prestidigitadores ha solido hacerlo con las mangas remangadas.