Siempre me han parecido absurdas y nocivas las listas de los diez más influyentes, más atractivos, más atléticos o más ricos. Las considero una banalidad y una mala referencia. Por otra parte son frívolas y falsas.
Debajo de toda esa inutilidad hay multitud de personas honestas que trabajan, se esfuerzan y dan ejemplo de honradez. ¡Esa es la lista que falta!
Propongo seriamente que, excluyendo a los políticos para que no parezca partidista, se elaboren listas de personas honradas de cualquier profesión para tener referentes a los que mirar. Primero por justicia y segundo por orientación.
Hay muchos honrados. Pero les sepulta el vocerío, el desánimo y la frivolidad.