Decía esta semana Ignacio Camacho, con buen tino, que empiezan las galas estivales.
Conozco a Mario Conde hace muchos años, y le tengo afecto, y sé que es capaz de enfrentarse a todo tipo de situaciones públicas. Sentencias y juicios al margen.
De Cañamero sólo sé lo que le veo y escucho decir.
El encuentro entre ambos en la finca del primero parecía una imagen pintada por Goya entre la época negra y Andy Warhol.
Reivindicación, drama, desahogo y colorido. No sé lo que aportará pero el aire libre le da a todo un rollo más cercano que los oscuros despachos de los capitostes.
Si no se arregla nada será al menos "lo que el viento se llevó".