Como dice la canción de mi muy admirado Alberto Cortez "Cuando un monarca se va queda un espacio vacío". Él no habla de Rey sino de amigo.
Ayer Alberto de Bélgica dejó paso al sucesor. Asumió que tiene los tornillos flojos y que su mecano psicofísico ya no sirve ni a instituciones ni a ciudadanos.
En España es jueves pero no es Bélgica. Lo cual no evita el contagio. Cada referente como el señalado es sin duda un tembleque en la Zarzuela. No sé que tipo de tornillos tiene flojos el Rey, pero resulta evidente que el abdicado Alberto los catapulta al primer plano.
República o monarquía aparte el cambio de personas produce un efecto respiradero, no siempre para mejor, que en ocasiones alivia. No es desdeñable la experiencia. Pero hay que medir la saturación, la capacidad, el crédito y los últimos ejemplos.