En el minuto siguiente a la muerte de Franco se empezó a montar todo esto que vivimos. Es mi solidísima convicción personal.
Entre los que querían conservar su status y los que pretendían alcanzarlo desde la nueva situación se formó, probablemente sin conversarlo, este magma de flatulencia ética que aceptamos por sumisos. Y que, por no ponerme estupendo, es bastante similar al de otros países con otra etiología.
Dejando aparte la consecución de libertades que era el pasaporte para adquirir un lugar en la situación los medradores encontraron velozmente su lugar "en esta democracia" para mangonear como siempre. Ricos, empresarios, intermediarios, politicastros, ambiciosos emergentes, desvergonzados demagogos, juristas contables, amigos de los amigos de los amigos...todos , desde el primer minuto, buscaron su lugar "en el nuevo negocio de las libertades" para manejar "la vieja y eterna obsesión del dinero" esta vez a lomos de los súbditos votantes.
Asistimos ahora a la parodia del asombro por lo que sucede. De lo que son responsables y protagonistas los que se fingen asombrados.
Tampoco la gente de a pie ha estado muy diligente en su contestación a esta casta. Pero es sin duda la más perjudicada.
Nos putean y manejan cuarenta o cincuenta tipos. Y yo no puedo tragar a ninguno de ellos.