Es difícil de explicar y de entender que estando las cosas como están les suban las tasas a los estudiantes trescientos euros. En mi humilde opinión no hay jeribeque contable que convenza de esta decisión.
Para mí, en los centros públicos, no hay estudiantes ricos o pobres. Hay sencillamente estudiantes.
Si me pongo en la piel de familia de clase media que tenga que afrontar este nuevo pago me cabreo. Y si me pongo en la piel de una familia más humilde me cabreo más. Y si la familia tiene posibles tampoco lo acepto.
Trescientos euros más en los tiempos que se viven son un obstáculo fuera de lugar. Les doy la razón a los que se quejan.
Entre los mil diferentes planes de estudios, la desmotivación, la carestía en curso y el alza de las tasas parece que querer aprender sea punible.